Que los aviones de papel nos vuelven locos, es conocido; pero no sólo hacemos aviones. En el taller de plástica del jueves, cogimos un folio, lo pusimos en posición vertical y plegamos para un lado, luego para el otro y así hasta que doblamos todo el folio como una acordeón. Después lo pintamos con bastoncillos, pegamos con celo y ¡listooo!. Ya tenemos abanico.
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